Habré olido tantos
colores de la primavera;
en tonos jazmín, lavanda y azahares.
Habré saboreado tantas
fragancias de otoño;
ocres luminosos,
marrones desfallecidos,
azafranados hálitos de vida.
Habré escuchado los sonidos
de tantos veranos;
amarillos ruidosos,
naranjas estridentes,
azules melodiosos,
blancos silentes.
Habré titilado y tiritado
las temperaturas criogénicas
de multitud de inviernos,
helados infiernos;
fríos enmudecidos,
oquedades en hielo abrasador,
insípidas e inodoras
nieves de solitud y limón.
Habré caminado, a rastras,
sin dejar rastros,
la infinitud de los desiertos
de la vida.
Me habré ahogado
en la respiración artificial,
en el auxilio de boca a boca,
de tantos cuerpos vacíos.
Habré latido
en innumerables
marcapasos equivocados.
Y cuando la esperanza
sea desconectada
de mi soporte de vida artificial . . .
Daré un vistazo
a nuestros pretéritos futuros,
a nuestro presente progresivo,
y me será revelada, ¡oh epifanía!
Que la vida,
siempre tuvo sentido,
desde aquel sentido momento
cuando te encontramos,
aquel otoño y yo.
/ Art by Tomasz Alen Kopera /
Poesía de Alejandro Cárdenas