Cuando me haya ido
busca auroras nuevas,
en sus arreboles
estará mi esencia.
No desmayes nunca,
andaré en tu senda
para levantarte
si acaso tropiezas.
Cantaré en la lluvia,
bailaré en la etérea
caricia del viento
para que me sepas.
Reiré en el trino
y aún en la niebla,
hallarás mi imagen,
si preciso fuera.
Cuando yo me vaya,
si un río emergiera
de tus bellos ojos,
deja que se extienda.
Que lo inunde todo,
que limpie tu era
y renace, fuerte,
a tu vida nueva.
Vuelve a la sonrisa,
rompe las cadenas,
nunca me habré ido,
estaré en tu esencia
y estarás conmigo
cuando lo requieras.
Porque somos uno,
corre por tus venas
mi sangre de madre,
esa que te diera
al darte la vida,
Río de mi cuenca.
Porque nueve lunas
libaste mi néctar
mientras redondeabas
mi figura esbelta
y me regalabas
sensaciones nuevas.
Yo te di la vida,
tú, me diste estrellas.
Recógelas todas
en aquella fecha
y serán las luces
que alumbren tu senda.
Una delicia tus versos Alba, buenos días
Precioso poema! Esa unión no de deshace nunca, ni la muerte puede con ella…
Bellos versos, Alba!
Se me han aguado los ojos al leer y releer este poema.
Aunque mi madre era muy buena escribiendo poesías, todas las cosas que dices en tus versos, prácticamnte nos las expresaba con frecuencias a sus siete hijos…
Ahora solo quedamos cinco…
La llevó tan viva en mis recuerdos, que la siento viva y siempre dandome consejos y alientos…
Gracias por la riqueza de tu poema.
Abrazos
Hermoso poema
Que placer tus versos un regalo a la vista, al alma,
al lector.
Qué bonito comentario, amiga. Así es, ese lazo es indisoluble.
Gracias por llegar y un abrazo.
Honor que me haces, amigo. Muchas gracias por llegar ,
Un abrazo.
En efecto , así lo siento, amiga.
Muchas gracias por tu amable visita, honrada de que me leas.
Un abrazo.
Mi muy apreciado Saltamontes, me has emocionado con tu respuesta, amigo.
Yo tampoco tengo a mi madre al lado pero es verdad que siempre nos acompañan y nos siguen sosteniendo.
Gracias a ti por leerme y emocionarme con tu emoción, querido amigo.
Un abrazo.
Infinitas gracias estimado pepe.
Abrazo grande.
Ahh, muchas gracias, amigo.
Me encanta hablar de alma a alma y si puedo regalar unas letras para que un alma se sienta plena, eso me da felicidad.
Un abrazo.
Gracias a tí, mi estimada Alba, por ésta y todas tus poesías, que para mi son de gran enseñanza y las valoro en alta estima.
Nada hay más valeroso que las madres, a las que se les debe la vida y eso es impagable.
Fuerte abrazo
Llegue otro abrazo fuerte hasta ti, amigo poeta.
El mío, admirado y sincero, no te faltara, nunca.
Abrazo