Cuando la vida viene, Dios, impuesta
puede que hasta un manjar se vuelva amargo,
como si hubiese de pagar recargo
mucho después de superar la apuesta.
Porque mi tripa duerme descompuesta
viendo la vida así pasar de largo,
como si se tratara de un embargo
al que mucho a mis tímpanos molesta
Si en piedra se convierte mi memoria
al regresar de veras a la infancia,
y sentir que la Parca de momento
prosigue dando vueltas en su noria,
sin descanso según la circunstancia
al mantener en alto su tormento.