Cuando el contento se comparte, crece
se podría decir, la propia estima,
cuando cualquier contradicción se lima
y la ocasión de sobra lo merece.
Y es que si al escribir nos apetece
compartir un poema porque rima,
viendo que tanta bronca da hasta grima
quizás de perlas la ocasión se ofrece.
Pues quien su poesía la comparte
si acaso logra mitigar sus penas
puede considerarse afortunado,
que siendo sano el subsistir del arte
limpias deben tenerse las antenas
si en el tema se quiere andar versado.