«Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado,
toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito
que lo encuentre. Ya lo lleva dentro » ~ Octavio Paz
Cada día cuando desfallece el sol
se me apaga un poco la vela de la vida
y en alguna esquirla de la realidad
tan inequívocamente indefinida,
me duele;
me duele la enormidad del hecho irrefutable
de que tú, no estás.
Tú,
que alguna vez fuiste algo
(en el onírico reflejo de mi lecho de espejo)
y otras veces quisiste ser algo
y que alguna vez ya no quisiste ser nada
(el día que hallé la orilla del infinito
y se me acabó aquella eternidad).
Tú,
que siendo nada, ajenamente mía
serías siempre el todo de la nada en el algo.
Tú,
que fusite la caricia en la mejilla virgen
y los ojos que brillaron en aquel iris
que al fin resplandeció, por amor.
Tú,
que fuiste novia, amiga, compañera,
confidente, amante,
esposa, esposa, esposa,
rival…
en todas las vidas que imaginé contigo.
Tú,
el negro rostro de la noche
cuando el relámpago del reloj
me rompía el inconsciente
a las 3:33 exactamente.
¡Ah, pero sí!
También tú,
el aroma del alba sonrisa del alba
y el sabor del radiante mediodía.
Tú,
la inagotable y profunda
espina perenne…
Tú,
la que nunca, la que quizás,
la que jamás,
y la que siempre para nunca siempre.
Tú,
la herida punzante,
el latido sangrante,
la navaja, la navaja.
Tú,
el verso importante.
Tú.
(pintura de Richard S. Johnson)
Poesía de Alejandro Cárdenas ~ 2022/septiembre
Poema romántico de mi primer poemario “Caos exquisito”