A pies descalzos camino,
entre los cristales
de mi corazón roto,
recorriendo en círculos
la habitación de mi alma.
Vacío de tormentas,
inundado de tu ausencia,
anegado de sentires nímios,
colmado de ecos mudos.
El silencio me envuelve
en su manto atronador,
los cristales blandos
se clavan como agujas,
en la hondura insondable
de mi ser.
¿Dolor?
No hay dolor,
pero hay un sabor:
eco amargo claroscuro.
¿Dolor?
No
hay dolor,
mas
hay un aroma:
fétida caricia estridente.
Cielo y averno
hediondo resplandor,
cristal acerbo.
/ imagen propia generada por Dall~E AI/
Poesía de Alejandro Cárdenas
Recordando este poema que fue el primero que publiqué en el antiguo Poémame. Levemente modificado para incluir un Mepi y un Senryu al final.