Nunca sabrás si era amor o silencio,
si las ventanas se abrieron para el amanecer
o se cerraron para el olvido.
Perdimos tantas cosas con el fuego
que hoy no somos nada.
Olvidamos el camino a casa
y los “te quiero” nunca llegaron a tiempo.
Aprendimos a querernos a solas
en un mundo donde sobran miserias
y se comparte hasta el odio.
Por eso amar y odiar puede ser
igual de intenso.
Y aquella mano suave que te toca.
El alma, que desconoce la intención.
Los primeros acordes del llanto
que siempre vienen acompañados de la culpa.
El que no se equivoca es porque no existe.
Hay sentimientos que son de prosa
y otros que vienen escondidos en versos.
Yo prefiero la mentira en los ojos.
La verdad que se complica en los labios,
el respeto que nace de adentro
y la paz que no se encuentra
por mucho que se busca.