Tengo el corazón roto
y no me he enamorado.
Escucho las palabras vacías, de amor, de ira, de sentimiento…
Ya no veo el mundo de color de rosa, así que sí, tengo el alma helada y el corazón roto.
Ya no veo a pájaros alzar el vuelo,
ni picotear el pan del suelo,
ya no paseo por las calles estrechas y viejas del pueblo.
Soy de ciudad y tengo el corazón roto,
de las miradas furtivas,
de las sonrisas escondidas,
de un amor que aún no se ha inventado.
Dime, qué escuchas.
Escúchame a mí, nunca me he enamorado, pero cuánto duele tener el corazón roto.