El rictus del orgasmo es parecido al de la muerte
hasta la expresión “¡Oh, Dios mío, Dios mío!”
exclamación de ida…y venida.
Parece que un placer se cierra siempre con un dolor.
La procreación es la recreación de la extinción.
Poner en medio la felicidad, nuestra decisión.
La contradicción es la convulsión del universo
contracciones de la eternidad,
del útero de materia y energía
para dar a luz.
Somos un parto de efímero destello
de pensamientos
de algo llamado amor
risa y llanto
pegados al umbilical silencio
amamantados por el vacío infinito
esperando el destete
la tijera que nos suelte otra vez
a la corriente oscura de la nada
devolviéndonos al inicio o fin
al mismo rictus.
La vida con sus momentos que parecen finitos o infinitos según las fases por las que pasamos (a veces sin querer), y entramos en períodos de amor (de la mano con el goce), odio, nacer, dar vida y la inevitable partida.
Totalmente cierto. Buen tema como siempre mi apreciado amigo. Saludos
Muy buena tarde querida @ARTEMISA.POEMAS. En un tiempo, cuando joven, solía escribir mucho en tono de queja, reproche, rebeldía, desencanto y melancolía. Era un misántropo en potencia. En ese entonces traté de armar un “convulsionario”. No se dio.