Granos de arena cubren mi cuerpo
me lavo todos los días para hidratarlos
y limpios conservarlos.
Laterales de unos dedos amarillentos
unos pulmones que
a pesar de todo
siguen llenándose esperanzados.
Cada amanecer filtrado
por las delicadas membranas
de unos testigos color verde
que a su vez contemplan un reflejo congelado en una ventana.
Desde las plantas de unos pies hasta una coronilla
se pasea mi mejor amigo
mientras uno ha de seguir trazando su camino afuera
con las manos apoyadas en la espalda
y lidiando con la mordedura de uñas y dientes,
Unos tendones cargados de esfuerzo inútiles
unos músculos enredados con los nervios
y unos huesos tiritando tapándose con vello.
Un portador de carne que se dirige al infinito
es muerto de miedo en mitad de la plaza
de la boca, oreja y nariz.
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Saludos.