Consentida

Tanto puedo decir y me detengo:
de ojos de fuego, noche, mar y verde,
solo sé que venciendo más se pierde,
y al infierno que voy, el mismo vengo.

Solo en lo bello y malo me entretengo,
y a lo que es bueno, el alma ladra y muerde.
¡Tanto placer habrá que no recuerde…!
Solo este viento y sombra es lo que tengo.

Y mejor es que nada este vacío…
este falso querer, esta falsa vida,
solitaria y cansada de su estrella.

Tanto puedo decir, aunque me río.
Hermosa, libre, tierna, consentida…
¿Y para qué… si nunca serás ella?

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