Olvidado a la sombra del desván;
oros, dichas, abrazos, cortesías…
Una sombra serán, baraterías,
y a nada llegará este gris román.
Quedarán las tareas donde están,
las amplias y sinceras simpatías
serán el fruto amargo de mis días…
y nunca habrá un laurel junto a mi afán.
Ninguno llorará mis fruslerías,
ninguna rezará con pena o fe…
y así celebrarán que al fin expiro.
Pero esto te confieso… aunque te rías.
Hasta el último aliento te adoré…
y en ti gasté hasta el último suspiro.