Acúsome de ser culpable,
de imaginarte con lascivia prohibida,
de estos delictivos pensamientos
ingobernables, adictos,
asombrados de tentación,
saltando por tu ventana trasera
para tomarte por asalto.
Pero solo he venido a entregarme voluntariamente.
Aprehéndeme,
quiero ser tu rendido prisionero,
ponme bajo los barrotes de tu mirada,
tortúrame con el látigo de tus besos,
flagélame con caricias.
Tatúa mi convicto dorso con saliva,
dame los santos óleos de tus pechos,
adormece mis postreros quejidos en tu cuello.
Déjame correr blanca y líquida flama sobre tu piel,
en la curvatura de tu cadera,
en esta placentera muerte de mentiras.
Transplanta mis latidos a los tuyos
en la sincronía de nuestro vuelo
de sudorosas,
resbalosas desnudeces.
Enfrasquemos nuestros labios
en un tango de besos,
en el veredicto de tu danza exquisita,
en la condena perpetua de tu cuerpo,
verdugo de mi condenado
y agónico placer.
Ardoroso poema, amigo Duque. Culpable de deseos puros e impuros, bella y ardientemente expresados. La poesía debe fluir libre. Aplausos y saludo cordial
Madredelamorhermoso…
Voy ahora mismo a echarme agua fría a la cara, jajaja.
Poniéndome seria ahora… magníficos versos, amigo. Sin desperdicio. Todo un derroche de sensualidad y fino erotismo que atrapa y se disfruta.
Buenísimo.
Bravo, Jesús
Cierto mi amigo @josemanuelperez , ardoroso y poco pudoroso. Es verdad que se debe ser cuidadoso para no pasar la raya del erotismo que sigue siendo arte, más allá sería “piernografía” digna de la revista de Playboy.
Me encanta que con estos versos no se espanta y que los toma por el lado amable. Me gusta su amplitud de criterio y de apreciación de la belleza poética.
Un abrazo y tenga un bonito día mi querida amiga @wallacegere