Enfrentarse a la cruel realidad
tiene moco de pavo, dice el dicho,
cuando la muy sutil felicidad
se busca y se persigue por capricho.
Quien sabe si pasar aquí de todo
fuera lo que a propósito procede,
si luchar por un lóbrego acomodo
creo yo nos nos dejan ni se puede.
Quizás sentir a gusto y pensar menos
sea lo que sin duda se practica,
tanto que cuesta abajo ya y sin frenos
va quien sus infortunios justifica.
Será que con el paso de los años
mucho mayores son los desengaños.