Con cientos de retales
empiezo la mañana,
hay nieblas bajo el cielo
y nubes en el alma.
Recuerdos que se agrupan
por sitios y montañas,
también en las ciudades
y aldeas alejadas.
Fue un tiempo de la vida,
quizás unas etapas,
vividas y sentidas
de forma extraordinaria.
Vivimos ese tiempo
buscando en la distancia,
la mano del amigo
con toda confianza.
El rato y la aventura
con paz en la mirada,
viviendo intensamente
los días y mañanas.
¡Qué tiempos del pasado
que viven y que aguardan
la voz, desde el recuerdo,
diciéndoles que salgan!
Que broten nuevamente,
que sacien nuestras almas
de entregas generosas
sin pedir nunca nada.
Hoy somos ya mayores,
se nota en nuestras canas,
vivimos de recuerdos
y, a veces, de palabras.
Palabras que nos unen,
acercan y separan,
mezclando en nuestras venas
la sangre deseada.
La sangre y el destino
con llantos derramada,
igual que las sonrisas
que el cielo regalara.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/12/24