El ocaso tarda en los Paseos del Rey,
Y la multitud se agita frente a los recuerdos
De las horas calmas que lo vieron caer;
Los Valles pertenecen a las historias del lujo y el placer.
En lo profundo de los espejos, el Marqués de satén
Contempla a los transeúntes en sus atuendos extraños.
Espíritus astutos anhelarían atraparlo con sus sucias manos,
Mas el Palacio de Cristal resguarda a sus etéreas Musas.
Donde los capullos de rosas sobre los pétalos
Tienen la eterna sonrisa que deliraba en la pradera,
En los dorados del lecho de un tiempo subliminal