Como lo haría un ángel gabriélico

De repente —y así como llegaría un ángel gabriélico— aterrizó de golpe el funerario zamuro, negro… como el vilo mismo de la noche que nos oscila entre el filo de dos miedos.

Llegó muy tempranito en la mañana, a refrescar sus emplumadas tinieblas, remojando su empavada cabeza en la hamaca de un somero charco.-

Chane García.
@ChaneGarcia

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