Podrías elucubrar mil maneras
para hacerle sonreír.
Podrías contener su zozobra
y resguardarla entre tus brazos.
Quisieras tocarla, pero no puedes;
neurotipo que obliga distancias.
No eres raro, eres único, eres tú.
Con los ojos cerrados
bailaréis sin tocaros.
Acompasada danza,
perfecta acuarela,
cielo y tierra frente a frente;
dos almas extrañándose la piel.
¿Cómo tocarla si duele el contacto?
Quizá un golpe de serendipia;
sanadora coincidencia,
desafío acortando espacios.
Más allá de la rigidez y las rutinas
habrás de cruzar hasta su acera,
mi aprendiz de amante,
para que guarde tu corazón
hasta el instante
de abrazarla sin miedo.
“Más allá de la rigidez y las rutinas
habrás de cruzar hasta su acera,
mi aprendiz de amante,
para que guarde tu corazón
hasta el instante
de abrazarla sin miedo.”
Un poema conmovedor y hermoso el que trazaste con esas palabras. Me emocioné leyéndolo, por mi profesión de maestra, he estado en contacto con alumnos afectados por el TEA y tu poema me hizo recordarlos con mucho cariño…