Quien pudiese llevar en su carga,
el bolso en la esquina.
roto de apegos,
Lo siento y perdona ;
Tanta hernia de amor,
la telaraña de dulzura -
cuando quiebran los huesos,
la patofobia del corazón,
su recurrencia a recrudecer,
en nuevos contactos,
en nuevos arpegios
Heridas con tu marca y la mía ;
la simpática artesanía
de esta inmunda torre de egos,
el batimiento circense
abanicando el entrepaño,
la colonización de luz y sombra,
de cada nube de algodón y almíbar
Fuimos constelación y raíz,
una claraboya en su mecenazgo,
una rama y el veneno de identidades,
el sol y al mismo tiempo,
la ingénita ampolla
tropezando descalza,
desollando misterios,
paremias… de un alma coaxial
furtivamente saltando,
fuera de redes,
de bordes,
del percance,
de la soledad