He decidido colgar los tenis en un hilo de alambrado eléctrico. Techo imaginario a las calles de mi barrio.
A pies descalzos caminar. La sinceridad de la tierra contra mis huellas. Sentir su beso tierno a cada paso. Su beso intenso —con lengua— tras mis pisadas más apasionadas.
Tierra mojada, frescura. Tierra tibia, abrigo. Tierra lisa, fluidez. Tierra aspera, fricción, contradicción.
Tierra del homo sapiens. Tierra de culturas ancestrales. Tierra de dioses alienígenas.
Sufrir la dureza de la piedra al pisarla, grabarme su dolor, no padecerla otra vez.
Sentir la lava que corre por sus venas, desde un corazón núcleo, infierno ardiendo.
Sorber la sabiduría de todos sus milenios.
Savia que fluye del subsuelo, echar raíces, árbol caminante; crecer mi copa hasta las nubes, nutrirme de inviernos, arroparme de veranos; otoñar llorando hojas; dar fruto, oxígeno, hogar a los pájaros.
Sombra al caminante. Ramas para un infante.
Materia prima de un libro, llenarme de letras, volar a los confines de la tierra, vivir para siempre, ser poesía.
(foto de un artículo de Óscar Barrero - publicado en www . lafam . com . co)
Poesía de Alejandro Cárdenas