Eh tú, sonrisa
cual cenicero
de mi ser, mausolea.
Rema, apuñala
al líder,
a la presa,
al Estado,
a la guardia,
a la inercia.
Eh tú, tristeza
cual susurro
de mi cilantro,
por espada,
cual aroma salvaje deja.
Eh tú, preocupación
ruinas,
despegos,
afilada
presencia.
Eh tú, saber
no crees en la profecía,
ni en los barcos,
ni en la sagrada paciencia.
Eh tú, conocer
quitas la ignorancia
cual clavel
en tu pecho,
que rival mata
por despecho.
Eh tú, ironía
que te crees el mundo,
solo grano.
Sin ser pequeño,
eres
enano.
Eh tú, fantasía
traficas con sueños,
quizá rebeldía.
Dinero no basta,
cual abrigada
sencilla.