Cierro tu puerta

#Poemame Dia del libro.

Cierro tu puerta

en el día del libro, basado en “El Proceso”de Kafka

Recorre mi mirada

el salto infame,

pulgas recorren tu chaqueta,

tubos bucales enhiestos,

sedientos,

ansiosos de desangrarte,

la ceremonia en hilera

me recuerda los sepelios,

filas estructuradas

acompañan a un muerto,

acompañan a quien no requiere acompañamiento,

un día lo requirió,

compareció la cruenta soledad,

ahora se hacinan,

se recrean en un cuerpo yerto,

si pudiera burlaría

a ese séquito siniestro…

Tengo tiempo,

tiempo,

espero,

espero algo,

la resolución de un interrogante…

cuento pulgas

podría contar borreguitos

como en las noches de insomnio…

solo sé que será largo,

larga la espera,

largo el camino esperpéntico,

larga la resolución de la pregunta

que no formulé,

salió a mi encuentro

para servir de sombrero

a un impasible guardián,

adusto, seco…

no habla,

es inventor del silencio…

de una espera vacía

de un sinsentido intenso…,

se recrea en mi rostro resignado,

sin acentos,

cuántas horas esperadas

carentes de fundamento,

es mi castigo

también la culpa me abandonó,

voló al absurdo,

quedé inerme e indefenso…

la espera construyó

un endeble chamizo,

esa espera,

espera sin esperanza…

Aquel hombre diminuto habló,

habló palabras de infierno.

Cierro la puerta- me dijo-

era tuya,

no entraste…

No entraste, a donde?,

nadie te contó tu suerte…

tus labios saben punzante…

ya van besando la muerte.

Checha, 20 de abril de 2021

Imagen: culturadoor
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Onírico y bello poema de un posible paso final, aunque diminutas y más o menos fugaces, hay muchas muertes que pueblan la vida, como baches de un camino sin empeorar. Y siempre la pregunta sin responder está.
Un cordial saludo

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Mil gracias guapo, es el absurdo hecho carne, la espera sin esperanza!!!:rose::rose::rose::heart:

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Gracias por participar en el reto! :blush:

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Excelente trabajo, querida Cecilia. Gran cierre en tu poema.

"No entraste, a donde?,

nadie te contó tu suerte…

tus labios saben punzante…

ya van besando la muerte."

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Sensacional y elaborado texto, querida @Checha. ¡Abrazo!

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Encantada​:heart::heart:

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Muchísimas gracias guapo, quizás sea porque soy muy kafkiana, y todo se pega un poquito!!:heart:

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Si, vamos siempre a caballo, y se nos cierran.puertas que no sabíamos que eran nuestras. Mil gracias❤️

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Muchísimas gracias, mi admirada poeta, ahondar en el absurdo es más absurdo… Un gran beso❤️

Muy bueno Checha. No he leído el libro. Pero todo se andará.

Gracias por participar. Besos :kissing_heart::hugs:

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Muchísimas gracias horten, te lo recomiendo encarecidamente !!!. Un besazo❤️

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Adonde nos lleva el destino sin tener un cómo o un porqué…
Fantástico tu poema, muy bien desarrollado!
Leí “El proceso” hace muchos años, ahora contigo, lo he recordado.

Gracias, mi Checha!:hugs::kissing_heart::kissing_heart:

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Mil gracias María, me alegro de que hayas leído el libro, porque ello da sentido a mi poema .
Estamos en manos de un destino incontrolable, de algo absurdo, incomprensible que nos obliga a caminar sin saber adónde. Somos seres impotentes ante miles de fuerzas que generan un sinsentido. Dichoso el que lo encuentra, el que por fin dice, se adónde voy. Soy kafkiana de siempre, me encanta su manera de expresar, su instrospeccion en los vericuetos del alma…, No tiene desperdicio.
Mil gracias, muchísimas gracias guapa. No hay nada más bonito para un alma que ser comprendida por otra​:heart::heart::heart::heart::rose:

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Mil gracias, guapa!!:heart::heart:

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Ante la ley
[Cuento - Texto completo.]

Franz Kafka
Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.

-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.

La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:

-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.

El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta.

Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este acepta todo, en efecto, pero le dice:

-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.

Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino.

-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.

-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?

El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:

-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.

FIN
Este es el cuento contenido el el proceso en que está basado el poema. No tiene desperdicio​:heart::heart:

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