Rober
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Caminé una milla buscando un atardecer, de aquellos que hace tiempo dejé de ver.
Me senté en la roca más alta, de una árida y calida montaña.
solo para ver brillar el sendero lejano con estrellas,
con una luna mengüante titilando por el pasar de las nubes, y una brisa veranera.
Regresé a mi cabaña austera, vacía de opacidad y vanidad.
Oh que sabrosa es la sopa de mi cena, alimenta mi alma y se lleva las penas.
Lo mejor de todo es la soledad, que muchas veces alimenta más, hasta el ser más social.
Quiero llegar allá, irme de aquí y pernoctar en aquellos valles de espeso calor de hogar.
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Me ha encantado Rober.
Un abrazo.
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Rober
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Muchas gracias @marttucca, te agradezco la oportunidad que me das de leerme.
Un abrazo
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Rober
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Muchas gracias @Plauto, me entusiasma que les haya gustado. Un abrazo
También es bella la plenitud de la soledad.
Hermoso tu escrito! Saludos, compañero.
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Muy cierto este verso…y hermoso poema.
Saludos
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Muy ermitaños tus versos tan necesarios a veces de esa paz y soledad con uno mism@, poeta!!!
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Rober
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Muchas gracias @horten67 un abrazo
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Rober
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Muchas gracias @mariaprieto valoro mucho tu apreciación, un abrazo
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