Cuando en definitiva se obedece
por temor al poder, recato o miedo,
quizás al pueblo sí le importe un bledo
el decidir en cuanto le acontece.
Hoy quien así proceda ya merece
que le señalen siempre con el dedo,
hasta que fácil cambie su vil credo
por lo que el masoquismo no le ofrece.
Cerca podría estar el fin del mundo
según dicen las sectas religiosas
pregonando en honor de multitudes,
aunque no creo yo que en un segundo
de los gusanos salgan mariposas
compartiendo de gratis sus virtudes,