Escogí permanecer cerca del mar
sentarme a la orilla de la espuma
donde el oleaje se diluye
en un reflejo sobre la arena.
Queda la sal enrarecida
como unos labios añejos
que nadie desea besar
salvo nosotros que conocemos
el secreto incomprensible
de las corrientes marinas.
Escogí permanecer detrás
de la pared de sueños
acurrucado en tus brazos de enredadera
abandonado y abandonando
translúcido y ebrio
ajeno a la barranca
donde se hunden las envidias.
Después de todo no fue idea nuestra
venir desde tan lejos a desembocar
donde comienza la agonía
del tiempo que nos queda.
Comenzamos todas las mañanas
con el mar entre los labios
los calamares soltando su tinta
en el paladar de los insomnes
las montañas nos habitan
húmedos de arroyos
profundos como las raíces
mientras nosotros iniciamos
el mismo viaje hacia el olvido
hasta que enmudezcan las campanas
y las flores completen su destino
de acompañar las tumbas
con el canto del aroma y sus colores.