Y qué más da
salir a rompernos contra noches muertas
con ojos vacíos mirarle a la luna
llena
de esas cosas que nunca recuerdas:
de suspiros de otros
tiempos paralelos
mundos retorcidos contra los anhelos
de eclipses de amor, de sol
y silencio
de tu cara oculta, preciosa lunática
que busca fugaces estrellas… y pienso:
¡Qué más da!
Salir de la mano a cazar meteoritos
sentirte a mi lado y fingir que nosotros
somos lo que queda en un mundo maldito
que no hay en la faz del planeta otras almas
ni escucho en el cielo rasgando otro grito…
Bailamos con polvo de estrella en las palmas,
persiguiendo auroras hasta el infinito
solos tú y yo… Sin éste ni aquel.
Y qué más da, que más da, de verdad
si esto es todo un juego de algún dios cruel
o mi vida es maldita singularidad;
No doy cuatro duros por saber si es cierto
que todo va en bucle en astros lejanos
o allí estoy dormido y aquí estoy despierto
si tú ahora eres sólo festín de gusanos
y yo un alma en pena buscándome el cuerpo.
Déjame olvidar que aún tengo motivo
para alzar la vista, seguir adelante
y echarle el candado a este cuarto, menguante
desde que no tengo quien salga conmigo
a cazar estrellas hasta el quinto sol…
Déjame olvidar que siento el tesón
de aullarle a la luna sin poderte amar,
sabiendo que eres, en mi corazón
el recuerdo muerto de un sueño estelar.