En tus labios desfallecí
cuál cervatillo inocente
cedí, ante el hechizo
de tu mirada de fiero cazador
quién sin piedad hasta la última gota
de mi sangre bebió
! Morí !
días, meses, que importaba ya.
Imploré, recé
por fin un buen día, sin aviso
la incandescencia
del astro del alba nueva
acaricio este maltrecho corazón
y lentamente de su letargo
regreso, palpitando con fuerza,
la tristeza sacudió
y nuevamente puso su fe en el amor.
Maravilloso. Excelentemente has tejido un bello poema que sufre, llora y se desangra por un amor ingrato, en su primera parte; para luego, poco a poco, ir cediendo y dar paso, a segundas oportunidades, para uno mismo, para darse licencia, de volver a confiar, a entregarse, de volver a amar.
Maravilloso estás en tu esencia, se te da muy bien la temática del desamor —Aplaudiendo hasta el alba de astro nuevo, como inocente cervatillo asado al fuego.