Temiendo que una trampa se me tienda
por si las moscas tomo precauciones,
sin ponerme en los ojos una venda
que ver de cerca impida la los bufones.
Que importándome todo tres jamones
nunca para detrás yo miraría,
aunque dormir consiga entre algodones
que mal tampoco entiendo sonaría.
Si es que sonar pudiera a fantasía
dicha con demasiado desparpajo,
intuyendo que quien del cruel se fía
acabará ofendido y cabizbajo.
Pues tan cara se vende la amistad
que pena da vivir en sociedad.