Tras años de olvido,
perdida en el rincón de la menoría,
de los recuerdos,
la añoranza de un pasado
vuelve en el ocaso de la vida
sembrando dudas,
llevándote al sueño
del que pudo haber sido,
y no fue, del que podría ser.
Después de haberte amado, y
regalarnos largas noches de desvelos,
de sueños, de esperanzas, de amor,
quisiera ser el viento de las montañas,
quisiera ser la brisa del mar
para besar tu frente.
Noches hay en que despierto
empapado en sudor
suspirando por tu ausencia,
en el alma frío siento,
necesitando tu sonrisa, tu voz
para llenarme de ilusiones.
Necesito que seas mi estrella,
mi guía, mi ángel, para
volver a ser el lucero perdido
de tu vida, y tú la luz de la mía.
Presiento que mi corazón
se está marchitando lentamente
sin doctor que lo salve.
¡Ven, corre!
tapa el vacío de mi alma,
la herida de mi corazón,
¡No te demores en el tiempo!
no dilates nuestro reencuentro,
pues los días se esfuman
como el humo de mi pipa.
Tras años de olvido,
perdida en el rincón de la menoría,
de los recuerdos,
la añoranza de un pasado
vuelve en el ocaso de la vida
llevándote a un sueño
que quisiera ver cumplido.
Quién sabe si en el tiempo
de mi reloj, se cumpla el sueño,
quizás lo sepan las “Moiras”
diosas del destino.
Pippo Bunorrotri.