No, yo nunca quise
que los besos se nos repitieran,
como los abrazos,
y los despertadores a las siete
y los buenos días,
y el café con edulcorante
y las tostadas con miel,
y las fotos sonrientes
y el mensajito a media tarde,
y la lista de las tareas pendientes
pegada en la heladera,
y los hasta mañana,
y las buenas noches,
y volver a empezar…
No, yo nunca quise
que un carbónico
manchara nuestros días
con su tinta indeleble…
…y sé que tú tampoco.
Cuando entendamos que podemos amarnos hasta en la cotidianidad, otro gallo cantará.
La rutina forma parte de la vida, porque no es que el amor se acaba es que la vida en pareja la conforman un sin fin de situaciones que se dan cuando estamos acompañados (responsabilidades, cosas pendientes, trabajo, casa, hijos, pagos), y cuando tenemos dos segundos libres hay que ser creativos. Ni modo la vida es así , vivir en pareja tiene su luz y sus sombras solo hay que intentar darle luz cuando oscurece. Excelente poema de la real cotidianidad.
Genial tu comentario estimada Varimar!
Subrayo cada palabra.
De eso se trata justamente.
Muchas gracias por la visita
y por dejar tan lúcido comentario.
Abrazo grande!!