Capítulo 1

Fue una tarde de verano, mientras una brisa suave acariciaba mis mejillas, mientras de fondo sonaba la última melodía que me ataba a tu adiós, fue entonces que me visualice un futuro cercano y toda una vida sin ti.
Recordé cuando nos conocimos y cuanto amor sentimos durante tanto tiempo, pensé que todo lo que había imaginado de una vida juntos se me escapaba entre los dedos como agua que no se puede beber aún que mueras de sed.
Recordé tantas palabras, que me llevaban a utopías de promesas, que guardaría como souvenir en el cofre de mis fracasos, una más de tantas lápidas, en aquel cementerio de nombres que tendrían como epitafio aquí yace un amor destinado a morir joven.
Me dispuse a transitar y recordar las etapas del duelo, fue así que primero lo negué todo, negué que ese amor ya no sería mío, que ese amor no había muerto, intente dibujarle sonrisas a las sombras que solo eran tormentos de almas en pena. Que difícil es soltar, no en vano se dice que lo que duele es el resistir lo que en realidad se debe aceptar. ¿Pero como dejar ir a aquel al que tanto se amo? Quise soltar una lágrima pero mi corazón ya se había endurecido, se le habían adherido unas capas de titanio para impedir que el dolor entre, ya sabía él como resguardarse ante el dolor. Lo malo de aquello, era que el dolor ya había plantado su semilla en este corazón que no esperaba guerras sino paz. Tuve un corazón inundado de recuerdos en los que me ahogaba una y otra vez, donde ese dolor me sometía y calaba hondo, tanto que enferme, mi cuerpo abnegado a la idea de dejar ir ese amor que me llamaba por mi nombre y que susurraba a mi oído tantos te amo y que estremecía hasta el último de mis cabellos, ¿Como olvidar lo que se repitió durante tanto tiempo de los mismos labios, con la misma voz, con el mismo amor? ¿Donde irían todos esos te amo si los dejaba ir? Solo quedaban ecos de aquellos te amo que me rumeaban en la mente como un castigo divino, destinado a las llamas del infierno, que consumían mi mente y mi alma segundo a segundo. El dolor era ahora mi amigo enclaustrado en titanio, ya no podía salir, ni tampoco entrar medicina alguna. La cama sostenia mi cuerpo y sentia que ahora esa cosa me conectaba con la realidad. Estuve meses inmóvil, llena de dolor físico y emocional, hasta el alma me dolía, me invadía la idea de pensar en pasar a un lugar más pequeño donde la comodidad ya no se necesitara, perdí las ganas de todo incluso de vivir. Los días me sabían a nada, había bajado mucho de peso, la gelidez de la noche eterna era mi anhelo, no había nada que me motivara a salir de ese enclautre de dolor.
Los días no tenían fin, eran todos iguales, pero un día algo cambió dentro de mi y el dolor comenzó a supurar por entre las capaz de tintanio, con hedor a ira, que solo quería salir para contaminar de enojo todo a su paso, entonces me pregunté ¿Cuánto dura un para siempre? ¿Si era amor por qué se habia esfumado? ¿Por qué solo fueron promesas de fantasía? ¿Por qué si fuimos dos, yo ahora estaba tan sola y vacía? ¿Donde sepultaste el amor que yo te di? Ingrato que me pagaste con dolor el amor que te di, canalla fuiste vil al jugar con mis sentimientos, con mi amor, ilusionar con amor y pagar con mentiras, fue de lo más ruin, mentiroso que te llenaste la boca diciendo que a quien se ama no se abandona, frases de librito, pero en realidad me hiciste el cuento, cínico no tuviste vergüenza al verme llena de dolor y causarme aún mas dolor, te ame apasionadamente y así tambien cruce a la vereda del odiarte. Te imagine riendo sin importar lo que en mi interior crecía, recordé que no hay nada más despreciable que despertar amor en quien no se amará. Te odié y me odié por amarte, porque vos jugaste con mi amor pero yo te lo permití. Y me enojé conmigo y me pregunté por qué no segui mi instinto, ¿Por qué cuando vemos una esperanza de amor, nos aferramos? ¿Por qué solo no segui mi camino? Las preguntas se envolvían de ira como volcán en erupción cubiertas por la lava del odio… aún el dolor seguía contaminando todo mi ser, aún todo dolía demasiado…

Claudia Viviana Molina

8 Me gusta

yo no sé soltar… y me enfermo cada vez :black_heart:

1 me gusta

Lo que duele es la resistencia al dolor, hay que soltar porque dolerá de una forma u otra, hay que soltar a quien estemos aferrados y abrazar el miedo, este viene a contarnos algo, viene de visita, viene a enseñarnos y si no lo escuchamos ese miedo se hara oir en el cuerpo, sentate a tomar un café con ese miedo y preguntale que quiere? El miedo siempre dice la verdad, por eso le tememos.

1 me gusta

Me encanta :heart_eyes::heart_eyes:

1 me gusta

Muchas gracias poeta! Gracias por darme vida, porque dar tiempo es dar vida! Mis más afectuosos y cordiales saludos poéticos para ti! ⚘

1 me gusta

Todo un placer :blush::blush::blush:

1 me gusta

Primer capítulo, en tus lineas barajas los recuerdos de desenganos de un amor apasionado, pero ingrato que te llena de dudas y cuestionamientos incontestados aún y que ocasionan vacíos en tu corazón.
Buen comienzo.
Abrazo

1 me gusta

Querido Pedro que grato reencontrarte!! Asi es Pedro, es solo el 1er capítulo, la negacion y enojo, fos etapas del duelo! Muchas gracias por la visita! Mis mas afectuosos y cordiales saludos poéticos para ti!! ⚘

1 me gusta

Muy bueno. Felicidades :clap: :clap:

1 me gusta

Muchas gracias poeta!!! Mis más afectuosos y cordiales saludos poéticos para ti! ⚘

1 me gusta

Las gracias a ti, querida amiga.
Por el placer de leerte.
Abrazo

1 me gusta