De belleza disonante
es mi chica peculiar.
Con sonrisa trepidante
y mirada penetrante
me muestra el más dulce amar.
Y es perfecto su diseño,
el azote de hombres fieles;
que con gran dolor y empeño,
logran destrozar el sueño,
de la reina entre las crueles.
Aún recuerdo esa noche,
mi amigo eterno su azar.
Jamás podré olvidar
Sus labios y su derroche,
jueces de mi actual pesar.
Una maldición de besos,
(bruja perfecta y asesina)
me lanzó entre bostezos.
¿Ahora quién adivina,
cómo evadir mis tropiezos?
No siento al tiempo pasar
cuando recuerdo su ausencia.
Grave castigo intentar
con ella mi persistencia.
Triste alarde mi soñar;
qué decir de tu condena,
y tu dicha, si encadena
al perfecto chico ingenuo
(alguna vez tan estrenuo)
que ahora vive en tu pena.