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Juntos los veía siempre
paseando de la mano
el amor se les salía.
¡Qué gozosa exhibición!
No ha mucho topé con ellos
él caminaba encorvado
ella arrastrando los pies.
¿Tantos años han pasado?
Sus manos juntas seguían
lucía aún su aureola
mas su gesto delataba
que algo malo sucedía.
A él vi ayer deambular
era sólo una mitad
era lágrima y sonrisa
pues con ella iba a marchar.
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Gracias por tu lectura y por tu comentario, Pedro Manuel.
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Gracias, Wallace. Eso sucede casi siempre, pero el amor se resiste a ser mutilado y perdura…
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Tali
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Muchas gracias, Marta. Me alegra que te guste.
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Tan hermoso y tan triste!
Hay ausencias que te parten en dos…y esas dos mitades, ya nunca se pueden unir. 
Un saludo y buen día, Antonio. 
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Cierto, María, pero cada mitad -donde quiera que esté- sigue sembrando amor.
Gracias por tu comentario.
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Gracias, Paco, por leerme y comentar.
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