Lo revela su mirada
perdida en el más allá;
la muerte ya lleva dentro
y no lo puede ignorar.
Te regala una sonrisa
cuando vas a preguntar;
no sabe que tú lo sabes;
prefiere disimular.
No se da por aludido
cada vez que habla con ella,
pero en el fondo sospecha
que no la puede engañar.
Quizás amigos se han hecho
a fuerza de conversar;
quizás su marcha retrase
en prueba de esa amistad.