Canción del pastor

Yo soy el dichoso aquel
que, lejos de ocupación,
como la raza primera,
no sirve a ningún señor
y ara con bueyes del padre.
Yo soy el que dice adiós,
y se va cantando al campo:
«a la usura no hay perdón,
y no hay perdón a la guerra»;
la trompeta del dolor,
que levante a quien lo quiera…
Yo no temo al mar ni a Dios,
yo no temo los poderes,
que ni sé lo que es temor,
ni tampoco lo que pueden,
solo lo que puedo yo…
Yo soy el dichoso aquel
que, lejos de ocupación,
como la raza primera,
no sirve a ningún señor.
Cuando cae la mañana
a mí me levanta el sol…
y no el ruido de las gentes,
me levanta el ruiseñor,
no la bulla de las calles,
solo el gallo del albor.
Yo dirijo los rebaños,
no los sigo en derredor;
todo me lo da la tierra…
y al que pide, yo le doy.
Sé muy bien de dónde vengo,
sé mejor a dónde voy…
yo soy el dichoso aquel
que, lejos de ocupación,
como la raza primera,
no sirve a ningún señor.

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Maravillosa canción…
Saludos, Maestro!

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Gracias por tus palabras, amigo.

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Hermoso poema que, en algún pasaje, me trae reminiscencias de Miguel Hernández. Muy bueno.

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