Tengo una dehesa
donde el rio llora
el sol florece
la noche no es oscura
las sombras yacen
pensando en los placeres
de mundos lejanos.
En esa dehesa mía
al escritor siembra sus sueños
y el poeta sus estrofas
hunde en los surcos
y los dos se sientan
en el banco de piedra
donde descansa la fantasía.
Observan el desvaído cielo
escuchando
el canto de una musa
esperando
al rojizo amanecer
que es cuando florecen
sus sueños
y sus versos.
Sabatizan en su mente
hasta que el corazón calla
hasta que el tiempo muera
en el yanto se un suspiro
envolviendo s rostro
en la nebulosa de la duda
y el desencanto.
Pippo Bunorrotri