La muerte llegó bien de mañana.
No volverá a sus campos,
a su tierra,
a sus huertos.
Tañen las campanas.
Durezas en sus costados,
templanza en el alma.
Corazón hermoso,
una vida sin venganza.
Recio como el árbol,
humilde, sencillo, llano.
Sin diplomas ni mentiras,
de la vida decano.
Hoy te lloran.
Se consuelan los creyentes,
los prados de trigo,
el sacerdote que miente.
Descansas en la tierra,
que tanto amaste en vida.
Aquella que cuidaste con tus manos.
Patria, nación,
estirpe querida.
Una mujer suplica en silencio,
desconsuelo de lágrimas perdidas.
Noches de soledad y frío,
fe desvanecida.
No volverán las flores del olivo,
ni las orquestas a la plaza.
Días de retoños encumbrados,
chatos de vino, partidas y cartas.
Descansa en paz,
compañero.
Que la tierra te sea leve.
Cuidaré tu recuerdo,
tu cosecha permanece.
Poema de la obra “Amor y vida. El viento”. José Manuel Almeida.
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Precioso homenaje a ese hermoso, pero duro oficio de trabajar la tierra dejando la vida en ella.
Recordé a mi padre en sus primeros tiempos de agricultor, un oficio difícil, pero tan satisfactorio…de comunión con la naturaleza.
Abrazos, José Manuel.
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bello homenaje en versos a esos hombres estoicos, campesinos, agricultores, gente que se esfuerza día con día para extraer preciados frutos de la tierra !
muy bello !
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Muchas gracias María. Aprecio siempre tus bellos comentarios. Un abrazo.
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Muchas gracias amigo por tus siempre acertados comentarios. Un abrazo.
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Maravilloso homenaje a esa gente que se entrega en cuerpo y Alma a esa forma de vida… que lo es, más que un trabajo.
Bravo!
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Muchísimas gracias por tu comentario y por visitar mi poesía. Un abrazo.
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Maravilloso homenaje.
Un abrazo.
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Me alegra mucho verte por mi rinconcito de poesía. Un abrazo.
Minada
26 Octubre, 2020 19:59
10
Bellísimos versos, una elegía a un campesino de tierra y alma!!! Abrazos poeta!!
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Gracias Ana María. Un placer verte por mi rincón. Un abrazo.