Pliegas el poema,
y las palabras se esquivan en equilibrio
en su intento por mantener la postura,
más la gravedad domina el juego,
un padre llora al hijo,
y el hijo, que siendo huérfano
pasó a ser difunto.
Las pausas y los verbos
se deslizan cual cuchillos
seccionando el verso.
Un cielo azul se muestra ahora de luto,
con lágrimas que el pliego diluye
en torrentes que emborronan cuanto escribes.
No destierres los versos
que arrojaste del poema,
hazles sitio en tu tintero,
la vida es caprichosa,
tal vez ocupen su lugar
cuando desnudes los recuerdos.
Ahh esos cambios imprevistos y alarmantes de la vida que tan líricamente has reflejado en tus dolorosos y certeros versos, no desterrenos lo quizá alguna vez necesitemos, poeta!!!
De corazón María, muchas gracias por apreciarlo de esta manera.
Es un poquito de subidón en este domingo algo nublado.
Un fuerte abrazo, y buén domingo para tí tambien.
Ufff… es un poema estupendo el que nos brindas amigo, espectacular. Me ha encantado.
En tus letras construyes un puente hermoso entre la creación poética y la vida.
La imagen de las palabras que se esquivan en equilibrio invoca una sensación de fragilidad y precariedad.
Lo del cielo azul que se muestra ahora de luto es tan hermoso, con ello me queda un dejo de tristeza y melancolía.
La última estrofa conmueve profundamente, pues la idea de no desterrar los versos que arrojaste del poema, invoca un sentimiento de esperanza y renovación.
¡Pero que maravilla de comentario me regalas Alejandro!
Has hecho una radiografía de cuanto sentía mi alma cuando compuse este poema.
Te lo agradezco enormemente.
Un fuerte abrazo poeta.