Camarón de sangre y mar
que consume mi pecho
y vuela en mis delirios;
¡ay, cuánto quisiera
que con sus ojos canela
me envolviera!
Voluptuoso oleaje inunda,
presagios vagos esperanzan
mi alma pobre, enamorada
de un pecho lejano y perdido;
pero tú, camarón, deidad
oceánica, mi pecho carcome,
vuelas en olas de dolor,
espejo de libertad.
Liberas tu paz inextinguible
en mi bruma oscura,
¡ay, llévame en tu corriente,
sácame de esta avalancha infinita!
Camarón, camarón,
libre beldad marina,
oculta en mi pecho sombrío,
libérame de esa mujer perdida,
sumérgeme en tus olas de libertad.