Dejas de soñar y despiertas.
Cuando las calles oscuras,
se humedecen antes del alba.
Cierras la puerta y ocultas tu debilidad.
Detrás de un grueso manto.
En quien puedes confiar?
Cuando regresas del sueño a la realidad.
Y te propones a ti mismo el silencio,
ante del desprecio y la desgracia.
La vida es corta y poco agraciada.
La luna ilumina con un fulgor prestado,
tu noche oscura en esta languidecida ciudad.
Cierras la puerta detrás de ti, para no volver.
Y te prometes a ti mismo no gritar.
El silencio es una roca dura en tus labios.
La sombra es la reclusión de tus parpados.
Y la figura que forman sus serpenteos,
destella en tus ultimas horas, con latidos.
El suicidio es la calamidad de un individuo,
haciéndose tangible en el ocaso.