La primera de las guerras
la libramos con fervor
éramos los elegidos
jugó Dios de nuestro lado
y nos fue fácil vencer
pero ciegos de arrogancia
acabamos olvidando
la razón de nuestra alianza.
La segunda la perdimos
Dios nos quiso castigar
derribó nuestras murallas
dejó al enemigo entrar
lucharon enloquecidos
sin cuartel y sin piedad
al cabo de pocos días
debimos capitular.
La tercera, la peor,
no la supimos parar
Dios no estuvo en la partida
nadie la pudo ganar
sólo quedó un mundo herido
y en nosotros la esperanza
de una nueva redención
de otro volver a empezar.
Versos donde resuena el eco de la humanidad enfrentada a sí misma.
La redención siempre brota del abismo. Profundo y necesario.
Excelentes versos amigo poeta.
La tercera, la peor,
no la supimos parar
Dios no estuvo en la partida
nadie la pudo ganar
sólo quedó un mundo herido
y en nosotros la esperanza
de una nueva redención
de otro volver a empezar.
Gracias, Alejandro, por comentar mi poema de inspiración bíblica, que pretendí fuera el reflejo de la historia del pueblo de Israel, o la de cualquier otro pueblo, o la de la humanidad, o la de cada una de nuestras vidas…
Gracias por leer y comentar mi poema . Como bien dices, la guerra está ligada a la existencia de la humanidad. Forma parte de nuestra naturaleza y, curiosamente, siempre queremos tener a Dios de nuestro lado cuando luchamos.
Una mirada antagonica tegida en versos, cuyo significante trasciende el sentido teológico y desde la divinidad observa la destrucción que el ser humano ejecuta reiteradamente en cada trazo histórico —Aplausos.