―Aquí el reportero colibrí retransmitiendo desde el bosque de la Tierra Ler’este, el más septentrional de Italia, informándoles de la actualidad más sobresaliente. Allí, saltando de rama en rama, vemos cómo dos cotorras hacen de perchas cual saltimbanquis. Acerquémonos, sin embargo, a preguntarle a aquel str’voress alado de plumas tornasoladas que asoma del nido. Buenos días amable caballero, ¿qué opina de la actual gestión sociopolítica del Concilio?
―¡Esto es un ragnarök sin anestesia. Tienen cautiva nuestra libertad!
―Muchas gracias; y ahora volemos hasta la copa del gran roble. Señora saurio hin’ity, ¿está de acuerdo con la nueva tasa del carbón?
―Yo sólo sé que mis veintinueve hijos necesitan calentarse en invierno y así es imposible.
―¡Qué verdad! Pero… ¿eso que se escucha es un casete?, ¡increíble! Joven hada tye’vesu de mil pies que asoma por el buzón abandonado, ¿es suyo este artilugio musical?
―Sí –responde con una sonrisa de orgullo–, se lo robé a un humano mientras dormía, ¡ni se enteró!
―¡Bien hecho, es usted cual Batman al rescate de los oprimidos! Y esto es todo por ahora, amables oyentes radiofónicos; no olviden continuar sintonizando nuestra programación. A las 14:00, hora solar, seguiremos informando. Aquí, el colibrí. Tengan todos muy buenos días.
LJG
#microcuento