La lagartija es el broche de la lápida… ese adorno magro, hecho antes de fría quemadura, cuando absorbías de los no-vivientes el fatuo fuego, tornado ahora en fría ‘huesadumbre’ que nos recuerda lo efímero de esta vida.
Tú, que lamías los vestigios de la lluvia, resumando por las zanjas létreas de roñidos epitafios, ¿¿quién te melodeará ahora un trío de poemados versos, ataviados de esa solemne carga de protocolado respeto, no sin un dejo de algo sepulcral??
Chane Garcia. @ChaneGarcia
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Imagen usada: Cadáver reciente; esqueleto de una lagartija —foto tomada por mí—.
Hola, amigo! Tienes una imaginación desbordante…ves una lagartija sin vida y le trazas un poema donde reflexionas sobre la muerte…
No sé por qué al leerlo, me vino a la mente el título de la novela de Sábato, “Héroes y tumbas” que no tiene relación ninguna, salvo la tumba…
Abrazos Chane! Eres único…
Una prosa maravillosa con destellos melancólicos sobre la fugacidad de la vida.
Chispas poéticas sobre la transitoriedad y la solemnidad de la existencia.
Lagartija o tuqueque, lo cierto es que el broche calzado a la perfección con la arminiosa prosa de su poético pluma, merece los aplausos más efusivos y estruendosos que un poeta se merece. —Aplausos.
¡¡¡Gracias!!!, aunque la gloria es para Dios quien da el don de la poesía. Yo siempre he pensado que bocetear un poema o tres líneas de texto medio poético, es igual a dibujar con violentos trazos de Picasso los primeros andamios de todo un paisaje colorido. Para mí, eso es poesía: medio asomar un cuadro, pintado con los colores verbales.
¡¡¡Gracias!!!.. Sí, a veces suele suceder eso: que un poema equis, sin motivo evidente, te remite a otra cosa lejana, no relacionada al menos no de manera obvia. A mí eso me pasa a diario.
¡Honor que usted me hace, caballero mío! je, je, je ¡¡Gracias por esos conceptos!! Yo no veo ESO que usted está describiendo de mi poética; pero si usted dice que ve eso, ¿quién soy yo para contrariarlo?
