Hay un grito de amante.
La necesidad de desnudar el deseo
dejándolo en la otra piel
para que poro a poro
se embeba y emborrache
sin importar la posterior resaca.
Una búsqueda de calor
sudor plácido en la refriega
un apretarse sin llegar al dolor
aún buscándolo
mordiendo la entrega
que deseas culmine y al tiempo
que no finalice nunca.
Un grito anhelado
sofocado boca a boca.
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Muy bello, Mabel.
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Muchas gracias por su lectura y amable comentario. Un abrazo
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