Aquello que unos pocos conocen
floreció en una mente inquieta
y permaneció cobijado en los libros
como insectos atrapados en ámbar,
entre abecedarios milimétricamente ordenados.
Johannes Gutenberg tuvo una idea fascinante
porque Calímaco, Aristóteles y Tolomeo
desaparecieron bajo el fuego de Alejandría.
¿Qué fue de aquel saber?
Palabras, lenguajes y lenguas ¿muertas?
Hola, Benjamín Franklin
yo enterré juntos a Cleopatra
y Marco Antonio.
Gran poema , Manu! Esa alusión al fuego de la biblioteca de Alejandría…que encerraba tantos tesoros. Un gran invento vino después, la imprenta y los libros, ya no estaban sólo al alcance de unos pocos “elegidos”…
Ya te dije que me alegraba tu visita.
Muchas gracias, amigo! No tardes en venir otra vez…