En mi mano está el impacto
que quiera darle a estas palabras.
Qué decir al fin que valga
el esfuerzo de escribirlo.
Qué capaz de devolverme a aquella infancia
en que fui yo el elegido.
Cuánta vuelta aquí a lo amargo
que ha de irse en un descuido.
No le debo ni las gracias a este mundo
del que se me cerró tal vez para siempre el útero.
He sido tan estúpido
que profundamente me avergüenzo.
Ahora soy más viejo
para dejar pasarse el tiempo.
A solas me desentiendo
de todo lo que ocupa mis turbios pensamientos.
Asoma el sol incluso
de vez en cuando en mi cerebro.
Antes de que llegue mi momento
lo celebro como el último.
No hay vuelta atrás adonde esperas
no encontrarte otro capítulo.
Que yo sea quien de retener
como en un frasco esta belleza.
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