Hoy ya me gustaría sumergirme
justo en el precipicio de mi esencia,
sin que me deslumbrara la apariencia
que ya en el ajo pueda deprimirme.
Que si el miedo quisiera consumirme,
al batir las entrañas a conciencia
poniendo la razón en evidencia,
yo estaría dispuesto a reprimirme.
Porque las voluntades de los dioses
nunca jamás batallen por llegar
donde los sentimientos se rebelen,
pretendiendo afrontar distintas poses
desde el mayor coraje por callar
que mis pecados nunca se desvelen.