Mágica quietud
que proporciona la luz caliente
en el punto de fuga al alba.
Campos de escarcha se desperezan
entre flechas de latón martilleado.
El sol despliega sus cables dorados
entre vides sin hojas
y encinas dobladas.
Burbujas de algodón solitario
se arremolinan en el cielo,
fugitivo eterno,
artesano de nubes diario.
Cómplices aguaceros
derraman vino tinto
en las vetas añejas
de centenarias dehesas.
Bruma. Niebla de trufa.
Cestos de setas
esparcen esencia húmeda,
vida fresca.
Qué tibia caída.
Suavidad de amaneceres viajeros.
Dejadme que respire
y suelte libre mi pelo.
Lloré lágrimas de sangre.
Barro y tierra empapada.
Ahora, sólo queda
el azúcar ardiente
de mi alma en calma.
11 Me gusta
Ufff… qué maravilla Jana… lo he leído despacito y me he ido empapando de cada rayo de luz, de cada halo de quietud, de cada burbuja de algodón solitario… ha sido casi como una experiencia mística!
Dejadme que respire
y suelte libre mi pelo.
Lloré lágrimas de sangre.
Sacude por dentro! Besitos, poeta.
1 me gusta
Tenemos muchas vibraciones en común, Carmen.
Creo que cuando uno pasa tempestades, se aferra más a observar las pequeñas cosas que le rodean y le hacen apartarse, al menos por un fugaz momento, de todo lo mundano.
Los amaneceres de otoño a veces brindan una quietud que limpia los ojos de barro. Las brumas no siempre son frías. A veces caminan de la mano de un sol templado que da vida y desentumece todo.
Y ahí, en ese instante, a veces conduciendo, somos sólo NOSOTROS, libres. Vivos.
Gracias por leerme con tanto mimo 
1 me gusta
Por cierto, Carmen. He incluido un pequeño gran homenaje a las “vetas” que, con tanta hermosura, sacaste a la palestra 

1 me gusta
Es verdad! me ha encantado ese vino tinto derramado por las vetas añejas para llenarlas de historia, de tierra… de tiempo! Me ha encantado ese contraste tan bello entre el color de la sangre, del vino tinto… con la bruma y esa niebla de trufa envolvente creando una imagen sobrenatural, idílica!
Ya ves que tus poemas son como experiencias sobrenaturales para mí… y sobre todo son adictivos, Jana!!!

1 me gusta
Ahora, sólo queda
el azúcar ardiente
de mi alma en calma.
Me quedo en este azúcar de tu alma.
Precioso pimienta 


1 me gusta
Me he quedado detenido, como en “azúcar ardiente”.
Gran poema; buenísimo leerle. Saludos
1 me gusta
Es muy bonito leerte.
Besines
1 me gusta
En tu poema puedo sentir el aroma del otoño, “la bruma, niebla de trufa”. Un placer leerte, como “el azúcar ardiente de tu alma en calma”.
Un saludo!
1 me gusta
Bienvenido a este rinconcito, compañero. Me alegra que haya sido una lectura dulce.
Un abrazo 
1 me gusta
Y es muy bonito recibirte, amiga Marttucca.
Un abrazo 


1 me gusta
Wow
Es tan exquisito tu poema!
Es una cascada de metáforas tan bien dispuestas pintando una maravillosa estampa de soles con cables dorados, de burbujas de algodón solitario.
Es precioso a morir este poema.
Se va a mis consentidos !!
1 me gusta
Gracias, Alejandro. Me alegra mucho saber que has saboreado cada metáfora.
Te mando un abrazo solar bien grande 

