…
A la soledad que ya nadie ocupa
La hoja ácida de la lima pudriéndose en la rama, mi alma también.
Hay un gato mojado detrás de esos párpados
un galope de animalidad en todos lados, orquesta
de bichos, soles, dientes, hierba.
Hay algo sinfónico en lo que veo: un pájaro de petróleo
invitándome a salir,
algo profundo y lento: tengo en mi corazón un molusco quieto.
Suena.
Salta. Aluniza un átomo húmedo.
Abre. Gira.
Hay una bala fría tras la puerta.