A su luz toda desgracia es pequeña.
Toda la tribulación humana queda opaca.
Las sombras son penumbras,
en las noches de luna llena.
Nada importa, nada es relevante.
Nada significa algo, nada es todo.
La vida pierde su sentido, si es que lo tenía,
su mayor brillo durante el día.
Y durante su pasar por el cielo,
las estrellas son irrelevantes.
Las lejanías, el sin fin del espacio,
todo se reduce a un instante.
La luna atraviesa la noche,
y en su presencia,
la oscuridad y maldad,
se vuelven grises y borrosas.
No hay nada bueno ni malo,
bajo la luz de la luna.
